La banca de EEUU está lista para su primera gran reestructuración desde la crisis financiera

Doce años después de su última gran reestructuración, tras la crisis financiera mundial que forzó a los grandes bancos de Estados Unidos a replantearse el negocio, la industria bancaria del país estaría lista para volver a acoplarse a los nuevos tiempos.

Así lo hizo saber la semana pasada el presidente ejecutivo de JPMorgan, Jamie Dimon, al asegurar que “la puerta está abierta” para que se produzcan adquisiciones “más ambiciosas y agresivas” entre los principales actores nacionales.

A su juicio, éste es el mejor momento y “hay muchas razones” para empezar a ver cada vez más interacciones.

El primer paso lo dio, hace dos semanas, Morgan Stanley cuando pagó US$ 13 mil millones por ETrade, un banco que ofrece una plataforma de comercio electrónico para negociar activos financieros.

Para JPMorgan, el banco más grande por activos de EEUU, el camino puede no ser tan sencillo, considerando que los reguladores de la nación le han prohibido adquirir otros bancos.

Sin embargo, Dimon apuntó a mantener la “mente abierta” sobre la posibilidad de hacerlo con otras empresas que “nos hagan una compañía mejor y más fuerte”.

El mejor ejemplo de ello fue la movida del año pasado, cuando el banco -que se forjó a través de una sucesión de adquisiciones- acordó desembolsar US$ 500 millones para comprar el grupo de pagos de atención médica Instamed.

Ejemplo a seguir

El acuerdo entre Morgan y ETrade es el mayor pacto de un banco global que se ha producido después de la crisis de 2008 y, según analistas del sector, podría inspirar a otras instituciones a hacer movimientos similares.

“La puerta está abierta para que las personas sean un poco más ambiciosas y agresivas en la forma en que despliegan capital para las transacciones”, apuntó Dimon.

“Hay muchas razones por las que se verán fusiones en EEUU, tanto interbancarias como de personas que prueban nuevas estrategias de disrupción, y compran nuevas FinTech”, dijo.

La apuesta es ampliar el espectro en el que los grandes bancos tradicionales se han estado moviendo y centrarse en negocios adyacentes a los suyos. Por ejemplo, la banca digital.

La industria no vive una gran disrupción desde los meses anteriores y posteriores al colapso de Lehman Brothers.

En ese momento, el sistema bancario de EEUU se desplomó, provocando duras y prolongadas negociaciones entre rivales y socios que se veían poco probables.

Sin embargo, muchas de ellas condujeron a algunas de las fusiones bancarias más grandes de las últimas décadas.

Nuevos tiempos

Hace exactamente una semana, JPMorgan contrató a un antiguo regulador de la City de Londres como encargado de liderar los esfuerzos de la firma para lanzar un banco digital en el Reino Unido, lo que le permitirá unirse a la ola de prestamistas estadounidenses abriéndose paso en el abarrotado mercado británico.

Para Dimon, las tiendas físicas en el extranjero no tienen mucho sentido, a diferencia del negocio netamente digital.

JPMorgan ya había abierto en 2018 un banco digital independiente en EEUU llamado Finn, pero lo cerró un año después cuando tuvo problemas para ganar clientes o diferenciarse de la red principal de Chase.

Esos planes expansivos siguen a los de su rival Goldman Sachs que introdujo en 2016 a Marcus, la primera oferta de banca de consumo que incluía una cuenta de ahorro en línea y préstamos personales sin cargo para los consumidores minoristas.

Dos años después, se trasladó al Reino Unido y rápidamente reunió más de 13 mil millones de libras (US$ 16.500 millones) en depósitos al ofrecer algunas de las tasas de interés más altas disponibles en el mercado, ayudando a aumentar los costos, particularmente para bancos más pequeños sin acceso a depósitos baratos de clientes de cuenta corriente.